Editorial Cuneta: enero 2012

miércoles, 25 de enero de 2012

Lanzamiento de "cajita americana" de Luz María Astudillo


Editorial Cuneta
tiene el agrado de invitarle
al lanzamiento del poemario

cajita americana
...
de Luz María Astudillo

Presentarán el libro
Julieta Marchant y Galo Ghigliotto


Los esperamos
el próximo miércoles 25 de enero
a las 19:00 horas
en la Casa Museo La Chascona
Fernando Márquez de La Plata 0192
Providencia
Metro Baquedano

Se ofrecerá un vino de honor



cajita americana es un corcel desbocado que atraviesa los potreros del lenguaje, abriendo horizontes. Desde la distancia sus poemas se presentan ante el lector como fuegos artificiales que inundan el cielo de la noche, e igual que en esos casos, el sonido llega tardío: al estallar primero dibujan su luz y luego nos dejan bajo el embeleso, a la espera de voces que nos sorprenden. Este primer libro de Luz María Astudillo avanza en poemas maduros que parecen haber sido escritos hace mucho tiempo, aunque sean recién nacidos: tal vez porque son primicias que cargan el eco de la voz auténtica de la poesía.

jueves, 19 de enero de 2012

Presentación de "Colonos", de Leonardo Sanhueza. Por Alejandro Zambra


No conozco a un mejor contador de historias que Leonardo Sanhueza. Pensé esto por primera vez en un momento muy temprano de nuestra amistad, al calor de largas conversaciones, hace una porrada de años. De más está decir que eran reuniones generosamente regadas y que, a cierta hora de la noche, para la mayoría de nosotros era imposible mantener siquiera el simulacro de un diálogo, con excepción de Leonardo, quien asombrosamente conservaba la lucidez, de manera que entre el humo y el alcohol persistía el encanto de la conversación, aunque uno de los interlocutores, casi siempre yo, apuntara solamente unos monosílabos ladeados, casi horizontales.

Algunos años después ese aspecto hasta entonces privado de la personalidad de Sanhueza emergió en las crónicas que empezó a escribir en la página de Cultura de Las Últimas Noticias. Colonos, el libro de poemas que acaba de publicar, a mi parecer marca el encuentro entre el poeta y el cronista, que no estaban necesariamente separados, pero que aquí son uno y el mismo. Lo primero que recordé cuando leí Colonos fue esa desencantada conferencia en que Borges lamenta que la palabra poeta haya sido dividida en dos: que ahora el que canta y el que cuenta, el que expresa sentimientos y el que les da una perspectiva, sean dos sujetos casi irreconciliables. Entiendo que hace diez años Leonardo concibió el proyecto del que Colonos es el primer resultado visible, y que alude a la épica, o parte de un deseo de restitución similar al que manifestaba Borges en aquella conferencia: volver a narrar y a cantar, y en este caso nada menos que el origen.

Colonos habla sobre unos aventureros que en realidad no querían aventuras o que no sabían lo que querían cuando decidieron venir a Chile y perderse en La Frontera: relojeros, músicos, desocupados, mercenarios y comerciantes que de pronto se vieron habitando un país que no les interesaba, que no sentían como propio y que además despreciaban. Más temprano que tarde perdieron sus tierras y volvieron a Europa o se marcharon a las ciudades, a los manicomios, a los cementerios, o bien, como dice bellamente el poeta, se quedaron ahí, “muertos en vida, ahogados,/ unos por la miseria, otros por la codicia,/ todos en un solo alquitrán indiscernible/ que entraba por debajo de las puertas/ y ahora me llega al pecho y sigue subiendo/ mientras afuera vuelan las luciérnagas/ con la misma ligereza de hace unos años,/ como si entretanto nada hubiera ocurrido/ salvo el ir y venir de su luz efímera”.

El libro empieza con un luminoso relato sobre Gustave Verniory, un ingeniero belga que llega a la Araucanía para trabajar en la construcción de la vía ferroviaria y que observa este mundo sin juzgarlo, llevado por la rara fascinación que le producen esos miserables pueblos a medio hacer. En la figura de Verniory, Sanhueza encuentra una perspectiva que le permite narrar y también borrarse, dejar hablar a los personajes, como sucede con Charles Girardet, por ejemplo, que resume de este modo su vida: “¿Quién me obligó a probar la suerte de los colonos,/ ya viejo y enfermo, sin saber siquiera lo que es un arado,/ y encima con una esposa ya tarada y lamentable?”.

Colonos aporta un matiz inesperado y relevante para seguir escarbando en el enigma de nuestra identidad. ¿De dónde vienen la violencia, la reticencia, la altivez chilenas? También de esos colonos, parece decir Sanhueza, aunque la respuesta es más compleja y múltiple. Hay en este libro muchas historias, desoladoras algunas y también otras en cierta medida felices, y al cerrar el libro esas voces constituyen un rumor caótico y terrible en el que nos reconocemos. Porque Leonardo Sanhueza sabe muy bien que de nada sirven las historias si salimos indemnes después de escucharlas.


Alejandro Zambra

Autor de Formas de volver a casa.

Profesor de la Universidad Diego Portales.

martes, 17 de enero de 2012

Sobre "El fin de la lectura" de Andrés Neuman. Por Sebastián López






En El fin de la lectura, Andrés Neuman presenta cuentos previamente editados en libros y revistas, como también algunos nuevos. Todos ellos asombran por su agilidad y precisión.

En este libro, más que centrarse en los detalles de sus personajes, Neuman les dibuja contornos y los delimita, abordándolos desde fuera, pero siempre dejando ver la profundidad de las situaciones en que están sumidos. Así es como la vida de un abuelo puede ser resumida en una bañera y en su sonrisa –“La bañera”–; una línea divisoria puede herir los sentimientos de una pareja –“Una raya en la arena”–; o la ilusión de un futuro que pudo haber sido deja de ser producto del fuego –“El último poema de Piotr Czerny”.

Dividido en cinco partes, El fin de la lectura puede dejar al lector al borde de la risa o la tristeza. Cuentos como “La felicidad” o “La pareja” muestran el absurdo al que pueden llegar las relaciones humanas con tanto humor e ironía que es imposible no reír con ellos. Pero en el mismo libro “Madre atrás”, “Las cartas de los tristes” o “Un cigarrillo” retratan con tal finura y precisión la sinceridad de los sentimientos que el lector se estremecerá.

Andrés Neuman ha sido ganador del Premio Alfaguara, Premio Tormenta, el Premio de la Crítica y el Premio Hiperión de poesía, y luego de leer esta colección de cuentos, no cabe duda de porqué ha sido merecedor de tantas distinciones.